¡Continuamos con los consejos para incorporar el deporte a tu vida! Hoy los números del 5 al 10!.
5. Pienso y después me lo salto.
Cuando llega la hora de ejercitarte siempre hay un momento de elección: ¿lo harás o no? si tienes problemas para decidirte pregúntate a tí mismo:
¿Saltarme este ejercicio me hará bien o me hará mal? Puede que necesites de esa sesión para seguir en camino, aunque también puede ser que verdaderamente necesites descansar, recuperarte y regresar con más fuerzas.
¿Cómo me sentiré? Puede que no quieras entrenarte ahora mismo, pero ¿cómo te sentirás después? ¿Culpable? ¿Agradecido? Piénsalo y luego decides.
¿Por qué habría de saltarme esta sesión? ¿estás cansado? Tal vez tu entrenamiento te aburre. Descifra qué se interpone y cómo puedes sobreponerte a eso.
6. Reconoce tus excusas.
A veces nos alejamos del ejercicio diario con excusas disfrazadas de razones valederas, pero ser honesto contigo mismo es crucial si vas a empezar a ejercitarte. Tal vez te estés diciendo cosas como “estoy muy cansado”, “estoy muy ocupado”, o “no sé qué tengo que hacer”.
7. Escucha a tu cuerpo.
Uno de los beneficios que te dará el ejercicio regular es que comenzarás a conocer mejor a tu cuerpo. Conocerás tus límites actuales, y lo que puede hacer tu cuerpo. Probablemente sientas que este es un punto que en realidad va en contra del ejercicio, pero no, estas son algunas señales que nos brinda el cuerpo diciéndonos que algo no está bien:
- Dolor. A menudo ignoramos señales como una lesión que está a punto de salir a la luz, especialmente si el dolor es intermitente. Cuando sientas algo inusual detente y prueba otras actividades y si el dolor continúa detente. Cualquiera que sea el caso nunca vayas más allá del dolor. Hazme caso, te lo digo por experiencia propia, después te pasarás meses en recuperación y todo el esfuerzo habrá sido en vano.
- Fatiga. El ejercicio debería darte energía. Si te sientes mal en la medida que te vas ejercitando, eso es una señal de que necesitas descansar.
- Estrés. Mientras que hay señales que te dicen que te alejes un poco del ejercicio o de la manera en que lo estás haciendo, también hay señales de que realmente necesitas una sesión de ejercicios. Si te sientes ansioso, deprimido o estresado(a), bueno, esa es la señal para salir a ejercitarte.
8. Encuentra el equilibrio
Muchos tenemos algún aspecto del fitness con el que luchamos, o que evitamos completamente. Algunos hacen todo cardio y nada de pesas, otros lo opuesto. Algunos se ejercitan duro todos los días y otros nunca se salen de su zona de comodidad. Encontrar el equilibrio significa:
- Que trabajes todos los aspectos del fitness. Un programa bien planeado incluye ejercicios cardiovasculares, acondicionamiento muscular, huesos y articulaciones y ejercicios de estiramientos.
- Significa que a veces debes poner un poco más de tí, pero sólo a veces. Para progresar tienes que desafiarte a tí mismo, pero si lo haces mucho te quemarás con el ejercicio. Prueba un mix de intensidades y métodos de entrenamiento para evitar irte a los extremos.
9. Hazte amigo(a) de la variedad.
Tendemos a ser animales de costumbre y una vez que encontramos un programa que nos guste, o al menos uno que toleramos, tendemos a quedarnos allí. Y hacerlo no es una decisión muy sabia que digamos. Lo que se sabe es que hacer lo mismo una y otra vez puede causar agotamiento, aburrimiento y lesiones. Para evitarlo:
- Cambia tu entrenamiento. Cada 4 o 6 semanas cambia algún aspecto de tu entrenamiento. Prueba un nuevo cardio o prueba nuevos ejercicios en el gimnasio. Toma clases o simplemente haz las cosas en otro orden.
- Evoluciona junto a tu entrenamiento. Permítele a tus entrenamientos que evolucionen. Nuestras vidas cambian y también lo hacen nuestros intereses. No hay nada de malo con buscar nuevas maneras de ejercitarte.
10. Deja margen para el error.
Nunca serás perfecto. Habrá momentos en que te saltees una sesión porque sí, o dejarás de hacerlo por una semana. Habrá momentos en que por más que busques no encontrarás la motivación para hacerlo, te preguntarás “que hay de malo conmigo”. Pero lo cierto es que fallamos, es nuestra naturaleza no ser perfectos y no hay nada de malo con ello.
Pero que nos equivoquemos no quiere decir que no podemos volver de ese punto:
- Ponte en la senda tan pronto como puedas. Háztelo fácil y date tiempo para recuperar tu fuerza y resistencia, tanto mental como física.
- Perdónate. En vez de desperdiciar tu tiempo sintiéndote culpable, trátate a tí mismo como lo harías con un amigo o tu pareja en la misma situación. No seas tan duro contigo mismo si consideras que fallas.
- Aprende. Un fallo es tal si lo sigues repitiendo. Trata de descifrar qué salió mal y busca las maneras de evitarlo en el futuro.
CÔRPORE Centro de Entrenamiento Personalizado
Caveda 16, 1º D - 33002 Oviedo
Telf. 985 212 307
corpore.cris@gmail.com
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