A menos que estés entrenándote para alguna actividad
atlética o que estés buscando cambios masivos en tu cuerpo, no hace falta que
te ejercites más duro de lo necesario. Si te duele o sientes que tu
entrenamiento es excesivamente incómodo entonces detente y prueba algo
diferente. Entrenarse correctamente no requiere del dolor, ni tampoco de
ejercicio demasiado intenso.
Si te sucede alguna o las dos cosas de arriba ese es un
indicador de que estás empujando tu cuerpo más allá de su capacidad. El
ejercicio saludable debería darte energía. Si te sientes cansado incluso antes
de empezar, encuentra una manera creativa de hacerlo y chequea si hacerlo te da
más energía. Entrenarse puede ser como un juego, juégalo.
Para quienes sólo quieren llevar un estilo de vida
sano y activo, y controlar su peso, es recomendable que al momento de
incrementar su actividad, lo hagan gradualmente y no más de un diez por ciento
por semana. Por ejemplo, si actualmente corres 2 kilómetros pero quisieras
correr cinco, incrementa la distancia en un 10% cada semana hasta llegar a los
cinco. Lo mismo aplica para el peso que se levanta en el gimnasio; o para los
principiantes con el tiempo de ejercicio. Básicamente construirás un éxito
sobre otro hasta que llegues al punto deseado o al estado que busques. No es
necesario llevar el ejercicio al límite de lo intenso. Disfruta del ejercicio y
no te excedas, es la mejor manera de lograr cambios profundos y duraderos.
Implementa pequeños cambios en tu programa de
ejercicios y/o en tus hábitos de alimentación, y dale a tu cuerpo la
posibilidad de que se adapte a esos cambios. Una vez que estés cómodo o cómoda
con el cambio y este sea parte normal de tus días, entonces introduce otros.
Estos cambios se construyen uno sobre otro. Jugarse por el ejercicio intenso
definitivamente que no es una buena apuesta en estas etapas.
Si sigues un programa completo compuesto de ejercicios
cardiovasculares y de fuerza, pero resulta que no haces ni el calentamiento
previo ni el enfriamiento posterior, y ni siquiera le das a tu cuerpo el tiempo
para descansar y recuperarse entonces te estás entrenando en exceso. Cuando
descansas tu cuerpo se recupera, se repara y en el proceso se vuelve más
fuerte. Sin el descanso apropiado tu cuerpo no tendría ninguna de esas
posibilidades y cada entrenamiento nuevo que hagas sería un retroceso más que
un avance.
No trates de compensar un día que faltaste a tu
entrenamiento dándole el doble de intensidad a tus ejercicios del día
siguiente. Sigue una rutina regular y que sea agradable de realizar. Ten un
horario, desarrolla una rutina, convierte el ejercicio en hábito. Mientras más
lo hagas más te beneficiarás, y en el proceso podrás disfrutarlo en vez de
padecerlo. Planifica para llegar a donde quisieras llegar en un mes, dentro de
seis meses, un año y así. El entrenamiento debería ser contínuo e
ininterrumpido. Eso es lo que paga
Otra manera de asegurarte que no estás yendo demasiado
lejos con tus ejercicios es hacer el test de hablar. Durante el ejercicio
deberías experimentar una respiración pesada y cierta intensidad, pero así y
todo deberías ser capaz de hablar sin mucho esfuerzo. Si no puedes hacerlo, tu
nivel de esfuerzo puede ser tan alto que no consigas el oxígeno suficiente para
tus músculos.
Si arrastras viejas lesiones o tienes problemas en las
articulaciones, o si te encuentras en una condición que no es la mejor, primero
comienza mejorando tu fuerza y flexibilidad. Quiero decir que empieces liviano,
con pesos livianos en el gimnasio, saliendo a caminar y ejercitando las partes
más débiles. No creas que porque hace 5 años en la secundaria formabas parte
del equipo de atletismo ahora podrás correr como en aquel entonces si en el
medio ni siquiera subiste unas escaleras. Utiliza el sentido común.
CÔRPORE Centro de Entrenamiento Personalizado
Caveda 16, 1º D - 33002 Oviedo
Telf. 985 212 307
corpore.cris@gmail.com
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